Hágase la LUZ

¿Quién no ha disfrutado de una cena a la luz de las velas? ¿O quién no ha apagado la luz de una habitación para contar alguna historia de miedo de miedo con solo una linterna iluminando su rostro desde abajo?

La iluminación es uno de los elementos más importantes a la hora de crear ambientes. En el mundo audiovisual nada existe sin luz. Pero, además de la luz como tal, a través de ella se establece el juego de los colores, que cada vez marca más tendencias. Un ejemplo reciente de este uso es el fenómeno de Euphoria. La trama de la popular serie no deja de ser el drama que viven una serie de adolescentes que, siendo sinceros, no querríamos para nuestros hijos. Pero se ha convertido en una obra maestra en cuanto imagen. La adjudicación de colores a los personajes, la ambientación dramática de la luz y la colorimetría crean escenas que son verdadera magia visual.

Todos, o casi todos… utilizamos la luz para ambientar nuestro día a día. En series y películas cada vez se usa más para dar un sentido visual a las historias. En eventos, es la magia del todo: desde el uso de colores de las marcas, a la básica necesidad de ver para escribir y tomar notas sobre los consejos de un buen ponente. El blackout de un espectáculo que inicia una sesión sorprendente o el sin fin de efectos digitales que, con otras técnicas, hemos hecho brillar en plena pandemia. Robotizados que nos hacen movernos, cegadoras que alumbran al público, recortes, barras, dominantes leds. La luz ha cambiado tanto… pero sigue teniendo la capacidad de la magia, de explicar lo inexplicable. Mucha gente no la ve, no la aprecia, pero la siente. Se acuerdan de ella cuando no está: «perdón, es que no veo nada, ¿puedes encender un poco de luz?».

Quiero hacer aquí un alegato a su importancia. En lo profesional y en lo personal. En lo divino y en lo humano. En lo oscuro y en lo claro. Abrazo todas las ideas que me aportan los expertos sobre ELLA, y son ellos los que hacen que nuestros eventos sean memorables. En estos días tan difíciles, pensar en las restricciones de luz me pone nerviosa de verdad, aunque ambientar con velas siempre ha sido una buena opción. Para hacer eventos, habrá que recurrir a esos espacios con ventanales maravillosos en los que, hasta los más exigentes directores de cine, disfrutan trabajando solamente con el sol. No vaya a ser que tengamos que volver a lo básico y, entre tanto aparato, nos quedemos todos un poco ciegos. En fin, imploremos a la vida para que no nos falte la luz.

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